27 de diciembre de 2005, Misahuallí en mitad de la selva (Ecuador)

El cartel de entrada a la localidad anuncia a Misahuallí como el Corazón del Amazonas y es que aunque no es el Río Amazonas el que cruza por aquí, se trata del caudaloso Río Napo que varios kilómetros mas adelante forma el consabido maxi-río al juntarse con otros mas pequeños. Lo cierto es que estamos en plena cuenca del amazonas tan dentro de la selva que los monos continuamente dejan sus árboles selváticos y acuden a juguetear en la plaza central intentando "rapiñar" algo de alimento a los viandantes.

Para llegar aquí es toda una aventura de 7 horas para recorrer menos de 200 kilómetros en los que de forma continuada se baja, se baja mas y se sigue bajando sin parar los altísimos Andes y es que estamos mas o menos a nivel del mar y veníamos de lo mas alto, por lo que el viaje a pesar de ser tedioso y abrumante por sus curvas, tiempo excesivo y malísima carretera recorre todos los tipos de vegetación pasando de la aridez de los altiplanos hasta la mas tupida selva, pasando por zonas nublosas, bosques húmedos, zonas de niebla y lluvia, y todo adornado por acantilados de infarto y preciosas cascadas de varias decenas o cientos de metros a los lados.

En realidad mientras escribía esto, una sonrisa maliciosa se dibujaba en mi cara ya que llamar carretera a lo recorrido hoy es algo así como una burla. Las ultimas tres horas de camino son por caminos sin asfaltar, llenas de derrumbes por la humedad y lluvia en los altísimos acantilados, al mismo borde del abismo y en ocasiones con tales barrizales que las mismas motos de campo que circulaban se quedaban hundidas sin poder salir, y es que el pequeño bus que nos llevaba tenia montados neumáticos de todo terreno y aunque no tenia doble tracción conseguía pasar por todas partes.

Un verdadero viaje al mismísimo centro de la selva amazónica ya que esto si que es realmente la mitad de la nada.

El pueblo consta de una plaza central y 3 calles de unos 100 mts y después selva... selva y más selva, rodeados por todas partes.

Y para que hemos venido aquí??? Que hay que hacer aquí???

Obviamente absolutamente nada de nada en el propio pueblo, sin embargo cerca de aquí queda la ciudad de Tena donde poderse conectar a Internet, sacar dinero y hacer cualquier cosa civilizada, y por otro lado también queda mas o menos cerca lugares como la tribu de los antiguos "Jíbaros" o reductores de cabezas, hay Shamanes o sacerdotes de culturas milenarias que sanan el cuerpo y la mente, se puede pescar y comer pirañas, realizar incursiones por lo mas profundo de la selva tan solo o acompañado como te sientas capaz o tu valor te permita. Lo cierto es que estas navidades van a ser realmente diferentes y vamos a viajar al mundo de las antiguas tribus del amazonas.

Han pasado varios días desde que escribí los párrafos anteriores, y acabamos de llegar de la selva. Hay ocasiones, desgraciadamente pocas en la vida en la que sientes que de verdad algo ha cambiado y para nosotros esta ha sido una de ellas, después de compartir, vivir y dormir, comer y comprender las costumbres y tradiciones de una comunidad amazónica en mitad de la selva y sin infraestructura básica moderna, sin carreteras, luz ni agua... Es decir, tal y como vivían hace miles de años. En esta ocasión quienes nos acogieron fueron los indígenas Amazónicos de la Comunidad Centro Pusuno, concretamente en la casa de la familia de Humberto Andi.

Todo comenzó tras hablar con varios guías de la zona puesto que queríamos tener una de las experiencias únicas más impresionantes que se pueden tener. Tener el privilegio de que un Shaman indígena nos hiciera una limpieza corporal y espiritual de malos espíritus, sin embargo nos dio la impresión de que la mayoría de los guías tenían una especie de show ya preparado por personajes de ficción que hacían espectáculo para simular el rito para el turismo. Sin embargo no era esto lo que buscábamos y seguimos buscando tanto en la Ciudad de Tena como en Misahuallí. Lo que no imaginábamos era que teníamos la solución justo en el mismo hotel donde nos encontrábamos (Hotel La Posada, en plena plaza central de Misahuallí) y es que el hijo de la dueña del hotel era guía para la exploración de la selva y de este tipo de tradiciones milenarias.

Después de entrevistarnos con él descubrimos que no éramos los únicos con estos intereses y que otra pareja con la que viajamos desde Quito compuesta por un Peruano residente en Suiza y su esposa Suiza (Renato y Katarina) ya habían hablado con el y salían al día siguiente hacia la selva siguiendo el curso del río Napo. Este guía que después demostró su buen hacer en una excursión digna de reyes es Carlos Santander de la agencia Viajes y Aventuras Amazónicas, telf 2890031 con quien acordamos que por 25 US$ diarios nos guiaría al interior de lo mas profundo de la selva y de estas tradiciones milenarias con todo incluido.

Al día siguiente a las 8.00 a.m. estábamos todos listos para salir con poco equipaje (solo lo imprescindible), mientras que el guía nos esperaba en su barca con las sabanas que usaríamos para dormir junto a las mosquiteras y el agua potable que beberíamos, ya que seria la propia selva quien nos proveería de los alimentos para estos días.

Una vez en la barca nos alejamos de la civilización siguiendo el curso del río principal para luego tomar un afluente menor, aunque este río por su menor caudal solo nos permitió navegar unos pocos cientos de metros. A partir de ahí nos toco caminar por un sendero bien marcado que atravesaba la primera parte de la comunidad hasta un punto donde debíamos cruzar el río. Fue aquí donde nos recibió por primera vez nuestro anfitrión Humberto Andi, licenciado en Magisterio quien ejerció como profesor durante 8 años. Después trabajo como guía para algunas de las petroleras mas importantes que extraen el oro negro en el país, aunque poco tiempo después al proseguir sus estudios como ambientalista se convirtió en uno de los principales luchadores por la conservación de la Amazonia volviendo a sus orígenes en esta comunidad y enseñando a quien le interese como es la vida y como conservar la naturaleza y su riqueza.

En su Kayuco hecho de tronco de árbol, fuimos a su casa fabricada a más de dos metros de altura del suelo en madera, sin luz y utilizando como agua el que la lluvia provee. Para su alimentación y la nuestra en los próximos días, tenia algunas gallinas y frutales y legumbres autóctonas de la zona.

así fue que nuestra alimentación fue a base de legumbres como vainas de fríjol, zanahoria, papas, yuca, guisantes, plátano maduro cocido, algunas frutas como papaya, bananas, tres tipos de guaba, guayabas, uvas de la selva, aunque también vimos algunas que no comimos, como piña, coco, zapote, mango, caña de azúcar y otros cuyo nombre no recordamos. Como fuente de proteínas los huevos de gallina y uno de los pollos de nuestro anfitrión nos dieron la fuerza suficiente para los duros paseos por la selva, aunque si nos entraba hambre en el camino siempre teníamos algunos tipos de hormigas con un delicioso sabor a limón que nos servían como rica fuente de poder.

Concretamente las hormigas que comimos vivían en el interior de unas hojas, y como eran muy pequeñas había que comer muchas para sentir su fuerte sabor.

En la primera noche el Shaman de la comunidad, asistió a nuestro hogar temporal para presidir y guiar el ritual de la limpia espiritual y corporal de la Ayahuasca. En dicho ritual el Shaman bebe y ofrece una infusión sacada del cocinado del tronco de un árbol cuyo resultado final es la llamada Ayahuasca, químicamente relacionada con el LSD, aunque con efectos bastante lejanos a esta droga, que permiten tanto al Shaman como a los demás participantes del ritual entran en un trance en el que se ayuda a visionar el futuro y las enfermedades de cada uno. Tras un ritual en el que el Shaman viste sus ropas típicas compuestas por una especie de delantal de caña, y un sombrero con plumas de Guacamaya agitando un manojo de hojas de Zuripanga al ritmo de los cantos rituales, procedía a limpiar los malos espíritus y malas vibraciones de cada uno de nosotros finalizando con una predicción física que había visualizado durante el proceso ritual.

Después de ello, un sueño reparador hasta la mañana siguiente acompañado de una profunda meditación sobre lo ocurrido fue todo lo que nos acompaño.

A la mañana siguiente una reparadora infusión de Wayuza para despejar el cuerpo con huevos cocidos y un gran plato de fruta nos puso a punto para continuar descubriendo los secretos de los árboles y plantas útiles y medicinales de la selva, así como sus secretos, trucos de orientación y comunicación entre sus habitantes, la utilización inteligente de sus recursos y un montón de bellas vistas a través de sus entrañas, fantásticos miradores, cascadas, rápidos entre abruptos cañones, y un sinfín de recuerdos agradables quedan en nuestra mente y nuestras retinas como prueba de que no fue un sueño sino el resultado de un gran equipo, de unos grandes guías que difícilmente podrán ser superados y de un indiscutible buen hacer.

A titulo personal debo decir que tengo algún tipo de atracción hacia las hormigas peligrosas ya que cada vez que me cruzo con una nueva especie letal o peligrosa soy atacado por ellas y aquí no podía ser de forma diferente. Ya que he sido picado en el pie por la mas dolorosa hormiga de la naturaleza llamada Hormiga Conga de un tamaño aproximado de la yema del dedo pulgar que me dejo sin poder mover la pierna completa durante mas de una hora con unos terribles dolores, y al día siguiente por error me apoye en un árbol por donde andaban unas hormigas rojas y cuando me di cuenta ya me estaban comiendo, teniéndolas que arrancar de mi piel una a una.

Realmente cuando se esta en una situación como esta en la que se depende completamente de la naturaleza todo se improvisa y nada puede ser preparado ya que hasta el ultimo momento el esfuerzo físico fue la tónica general. Ya saliendo de la selva, tuvimos que empujar la barca entre los rápidos para poder salir de una zona poco profunda, con el agua hasta la cintura trabajando en equipo y siguiendo las instrucciones de Carlos, nuestro guía.

Como recuerdo un montón de imágenes bellas, algunas rozaduras sin demasiada importancia y sin duda, una gran experiencia.

De vuelta al hotel en Misahuallí volvemos a una cómoda cama a descansar, con agua del río en la ducha y grifos, con los monos ladronzuelos del parque metiéndose por las ventanas y revolviéndolo todo y con una profunda tristeza al dejar atrás este fantástico lugar. Al día siguiente tras dormir casi todo el día, salimos de la cuenca amazónica con la esperanza de volver muy pronto en el vecino Perú, aunque el hecho de que haya sido una fecha tan importante como la navidad pasándola de una forma tan atípica ha hecho que se disfrutara aun mas el momento.

En esa ocasión, como en las anteriores, las fotografías se encuentran en la limitada pagina Web a vuestra disposición.

Un afectuoso saludo desde Ecuador.

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